Hoy la ciudad me regaló el reflejo de una sonrisa


Pasear es lo que tiene. Hoy la ciudad me regaló un reflejo. Un instante, una instantánea, el paso largo y rápido, la mirada aun más rápida, de pronto la confluencia, el azar y el instante se construye, unas veces se ve y la mayoría no.

Coincidencia con Pérez Siquier



Dos exposiciones de fotografía, coinciden en el tiempo en la ciudad que son desde luego un excelente plan para estos días de la navidad.
Sebastiao Salgado cuelga en la Sala Museística de Cajasur, un clásico de su producción; “Africa” realizada en 1985, es un retrato duro y bellísimo de la realidad del continente. Indispensable su visión.
La otra gran exposición es en la Sala Puerta Nueva y es de Carlos Pérez Siquier, andaluz y Premio Nacional de Fotografía 2003. Magnífica expo donde Siquier vuelve a reiterar sobre el espacio que le circunda; Almería, y que tan magistralmente plasmó en sus series sobre el barrio de la Chanca.
Pero ahora la visión reflejada es otra, como también es otra la Almería bajo plástico de hoy. Encuentros gráficos entre la plástica accidental y popular de la ciudad y la pura visión del artista, que en formatos rotundamente cuadrados e iguales, conforman una visión mural del sur contemporáneo.

A veces una exposición te da una alegría inesperada como me sucedió con esta. Al doblar un pasillo me encontré con una fotografía de título “Málaga” (hay algunas excepciones al territorio almeriense) que me resultó tremendamente familiar. Yo había disparado la misma foto hará 3 años en una visita al casco histórico de esta ciudad, y casi el mismo encuadre.

Me dio un subidón, no podía ser, el gran y admirado maestro había puesto sus ojos y su objetivo en el mismo punto que yo. No es mi profesión la de fotógrafo, pero si es una de mis grandes devociones. Siempre llevo una cámara encima, guardo miles de fotografías que no me atrevo a enseñar y ha sido una gratísima sorpresa que me ha estimulado a pensar que quizás no estén tan mal mis fotos.

Claro que también se que hay lugares y cosas que son magnéticas a la mirada fotográfica, los monumentos como caso más claro, pero me gusta pensar que la coincidencia me está diciendo que no voy por mal camino.
En fin… un subidón personal.

Pd. La foto de arriba es la obra de Siquier que se exhibe en Puerta Nueva. Aquí abajo os incluyo las fotos que tomé. Es el casco viejo de Málaga, una placita cerca del Teatro y la Calle Larios. El cartelón era un reclamo de una wisquería de nombre Moët, ya cerrada.

De Córdoba a Estambul



Hola parroquia, me fui sin avisar y estuve desaparecido toda la semana. Me tomé una vacaciones como hago siempre que puedo en el puente de la Constitución. Aprovecho desde hace unos años la ocasión para visitar las grandes capitales europeas. Esta vez le tocó a Estambul, que por mucho que se empeñen alemanes, franceses y griegos, para mí es y será Europa siempre.

El viaje ha sido muy interesante, aunque me ha sabido a poco. Esta esencial ciudad necesita al menos 15 días para empezar a comprenderla. Casi 20 millones de turcos, viven en el espacio físico que ocupó la capital de grandes imperios como el Bizantino o el otomano. Estratégicamente ubicada en el estrecho del Bósforo, ha controlado y manejado las grandes rutas comerciales entre Asia y Europa. El comercio es el alma genética de los estambuleños, viven para y por el comercio, Estambul es un gran bazar de sedas, especias, alfombras y hoy también de todas las falsificaciones que vienen del Este.

Como yo también vivo en una ciudad esencial de la cultura mediterránea, por desgracia hoy agónica, tengo por costumbre buscar los hilos que unen o unieron estos grandes focos culturales del mediterráneo de antaño. En el caso de Estambul la relación estaba fácil, los fabulosos mosaicos del mihrab de la mezquita cordobesa.

Por si alguno no lo sabe, os diré que estos mosaicos fueron un regalos del emperador bizantino Nicéforo II Focas a Alhakén II que, en esos tiempos de 965 se encontraba remodelando y ampliando nuestra mezquita. El tal Nicéforo fue un emperador de corto mandato (963-969) porque tuvo la desgracia de ser víctima de la violencia de género ya que fue asesinado por orden de su ambiciosa y adúltera esposa. Pero antes envió a Alhakén artesanos bizantinos expertos en la musivaria y 320 quintales de teselas de piedra, vidrio y oro con los que construyeron las decoraciones del mihrab.

Bizancio surge de la división del Imperio Romano en dos mitades. En el occidente el imperio pasa a manos de diferentes etnias, vándalos, germanos, visigodos... que abandonan el arte del mosaico. En el oriente Bizancio, que se erige como la continuación del verdadero imperio romano, cultiva las arte tradicionales heredadas de la Roma clásica. Especialmente el mosaico alcanza un alto grado de perfección con la aportación de nuevos materiales y la inclusión del oro en ellos. Los templos y palacios bizantino son profusamente decorados con mosaicos. Cúpulas y paredes recubiertas con escenas militares y religiosas adornan todos los edificios importantes de imperio.

Así que allí que me fui con el objetivo, entre otros, de ver las joyas de estos artistas que con tanta elegancia decoraron el espacio más sagrado de la Mezquita de Córdoba. Sufrí una gran decepción con este asunto pues resultó que, como estos mosaicos eran figurativos y contenían casi todos figuras humanas, con la entrada de los musulmanes al poder, estos fueron arrancado o en el mejor y más escaso de los casos cubiertos con yeso. Pocos restos quedan ya en Estambul de la riquísima y exquisita musivaria bizantina. Algo, muy poco en el Museo de la Cerámica de Estambul que básicamente contiene suelos romanos, y unos escasos paños en el templo de Sofía, hoy convertido en museo y que son archiconocidos y repetidos hasta la saciedad en los libros de arte e historia. Os añado una foto que tomé de ellos para que veáis la similitud (salvando las obvias diferencias) que tienen con los de Córdoba en tamaño de teselas (idénticas) y en la utilización de colores; oro, rojo y azul profundo y brillante.

Una cosa si pude constatar, y es que posíblemente el mosaico bizantino más elegante, más grande y mejor conservado del mundo no está en Estambul sino en nuestra querida y sorprendente ciudad de Córdoba.

Otro día me fui a ver una ceremonia cultural que me interesaba también, la danza de los derviches. Saqué la entrada y ya por la tarde me dirigí al lugar de la representación. Mi sorpresa fue que esta no se hacía en un teatro ni auditorio al efecto, sino en una sala de espera de la vieja estación de trenas de Estambul. Como veis esta gente no necesita de grandes infraestructuras para generar eventos culturales de gran calidad. Solo se permiten 100 espectadores en cada espectáculo diario, apenas una fila de sillas entorno al cuadrado donde sucede esta representación a medio camino entre el arte y la oración. Impresionaba ver a estos danzantes en trance girar y girar bajo las melodías sufíes de flauta y laúd. Si algún día visitáis esta ciudad no perderos esto.

Bulevar del Gran Capitán 1900


Me encontré en mi fototeca con esta decimonónica postal de Córdoba. Para los más nuevos, os diré que está tomada desde la puerta del desaparecido Banco de España y mirando al norte. En primer término aun se identifica el actual edificio de Sindicatos y ceoe, curiosamente hoy ampliado siguiendo la estética del anterior. Sigue un edificio de una planta y dos portones con el letrero de "Hermanos Puzini", es el desaparecido y bellísimo teatro Duque de Rivas, este se ubicaba al fondo de un jardín que contenía también un cine de verano. Le sigue un edificio de color rojo que era el Gobierno Civil de entonces y, que hacía esquina con la actual Ronda de Tejares. Le siguen una manzana de casas, de las que aun milagrosamente se conservan un par de ejemplo de estilo modernista. Al fondo, puede verse el palacete modernista de Castiñeyra, que es el final de lo urbanizado. Puede intuirse a continuación una gran zona ajardinada.

Algunas reflexiones han provocado en mí esta fotografía. La primera es que, viendo la armonía de todas las edificaciones, pienso que hoy toda la acera estaría protegida. Otra es constatar la caída de la calidad de vida producida en las ciudades por la concentración y el crecimiento desmesurado de los automóviles.

Esta céntrica avenida de Córdoba fue ferozmente especulada en los años desarrollistas de la década de los 60. Esto determinó que los supervivientes de este jugoso negocio, quedaran en la situación en la que se encuentra el susodicho palacete. Acosado por inmensas y feas medianerías que roban parte de su belleza a esta joya monumental del modernismo cordobés. Es normal y razonable, que el Colegio de Arquitectos, se plantee revisar el edificio, lo que desde luego no es nada fácil. No cabe duda de que cualquier intervención sobre el solar es muy delicada y dificil, sobre todo si se pretende que sea arquitectónica. Lo que parece una insensatez es forrar de vidrio este interesante edificio.

Quizás las soluciones sean más sencillas y económicas si se eligiera una solución más plástica que arquitectónica, aunque podrían convivir ambas. Pero sucede que los artistas están desde hace años fuera del tejido productivo de la sociedad, han perdido sus parcelas de influencias, que han sido usurpadas por técnicos lo que está produciendo estas extrañas acciones que van deshumanizando nuestras ciudades poco a poco.

No se puede construir una ciudad humana solo con promotores, políticos y arquitectos. Por eso las ciudades son cada vez más frías y feas, ya no hay artistas, diseñadores, decoradores, jardineros, sociólogos... en estos centros de decisión que construyen las nuevas e inundables ciudades.

Probando un slide

Para qué queremos Mezquita si tenemos la Alhambra


El Colegio de Arquitectos merodea la idea de reformar su sede, envolviendo el viejo y elegante palacete en un preservativo de cristal. Parece que no se ponen de acuerdo en como cagarla mejor, pero el decano nos regala a la sazón otra "perla cordobesa" de agárrate y no te menees.
El debate sobre la protección del edificio
(ABC de hoy) En el seno del jurado se ha fomentado el debate alrededor de la protección de que goza la sede del Colegio Oficial de Arquitectos, un edificio proyectado en 1907 por el arquitecto Adolfo Castiñeyra y Boloix. En aquel momento era el palacete del magistrado Teófilo Álvarez Cid y se situaba en lo que entonces eran las afueras de la ciudad, el ensanche de la avenida del Gran Capitán.
En la actualidad tiene protección como Bien de Interés Cultural, algo que tampoco comparten los miembros del jurado. Según explicó Rafael Obrero, entre algunos de ellos existe la opinión de que el edificio no tiene demasiada importancia si se le compara con la arquitectura modernista que se dio en España en la misma época. Rafael Obrero, sin embargo, tiene en cuenta otros hechos, como que es la única construcción de este tipo que existe en la ciudad, sea cual sea su valor artístico real, y que es testigo además de cómo Córdoba comenzó a crecer a principios del siglo XX fuera de las antiguas murallas, lo que bastaría para conservar su singularidad.

Placitas cordobesas


Salvo honrosas y espectaculares excepciones como la Plaza de la Corredera, el enorme casco histórico de Córdoba, Patrimonio de la Humanidad, está repleto de pequeñas, a veces minúsculas plazas que vertebran el entramado de más de seiscientas calles y callejas que lo componen.
Este pequeño tamaño las ha hecho muy vulnerables al acoso del mobiliario urbano privándolas de su alta calidad escenográfica. Tengamos en cuenta que la mayoría de los munumentos de Córdoba tienen sus fachadas y accesos en estos pequeños espacios. Muchas plazas de Córdoba se encuentran como la céntrica, monumental y olvidada Plaza De Osio que os muestro en la fotografía.
Aunque en la ciudad se está trabajando en su recuperación, como es el caso reciente de la Plaza de las Cañas, el ritmo es sorprendentemente lento para una ciudad que necesita vivir del insostenible turismo.

Libros que aplastan Rosas


Libros que aplastan Rosas

Diera la impresión, y digo solo diera, de que ya no quedan suelos disponibles en Córdoba para seguir creciendo como ciudad. Mal tiene que andar la disponibilidad de suelo público aquí para que no haya otro sitio para poner una biblioteca, que la preciosa rosaleda que remata el monumental eje verde que son los Jardines de la Victoria.
Esta acción de ocupación de suelo público, pudiera ser un indicio claro del abuso que la corporación municipal ha hecho en estos años malayos de los solares que son propiedad de todos. No es de extrañar que en la reciente negociación por el pacto de gobierno de la ciudad entre IU y PSOE, la siempre deseada Gerencia de Urbanismo haya sido en esta ocasión una “patata caliente” que nadie quería. Quedan pocas plusvalías que recoger ya en los agotados suelos de esta sufrida ciudad. Sólo desde esta óptica se puede comprender que todas las instituciones, Ministerio de Cultura, Ayuntamiento de Córdoba y Junta de Andalucía esté completamente de acuerdo en robarles a los cordobeses este precioso y centenario jardín para ubicar allí sus logotipos. Sorprenden porque mientras por un lado sus discursos están repletos de “ciudad sostenible, ecología, medio ambiente, cambio climático, ciudadanos soberanos, participación” por otro son capaces de tomar decisiones tan incómodas, impopulares e incongruentes como esta de aplastar la bella y céntrica rosaleda para edificar una biblioteca en la ciudad que, paradojas de la vida, acaba de inaugurar la mayor biblioteca municipal de Andalucía.

Los jardines de las ciudades son del pueblo, y si no existe, debería escribirse una ley que impida toda mercantilización de este suelo de todos, aunque esta esté amparada bajo la excusa de la cultura o incluso de “lo público”. El pueblo es soberano y los jardines sin duda también. Tendría que haber una ley que les prohibiera abusar así de la propiedad de todos, sea cual sea la “sociedad limitada” que ostente en cada momento el poder de las urnas. He visto tirar viejas bibliotecas para levantar pisos, quién dice que esa tierra que es de los cordobeses, no acabará al tiempo convertida por decreto en un rentable negocio para el nieto de don alguien y solo para él.

Deberíamos poder preguntarle a los autores de esos libros que hoy, en manos de otro, aplastan rosaledas, que le parece la intervención de nuestro Ministerio. Qué diría Lorca de esta situación, y Alberti, y Cernuda y tantos y tantos cultivadores de la belleza, que serían unánimes. Hagan si no la prueba, pregunten a Saramago, a Paco de Lucía, a Serrat, a Sabina, y a cualquiera que hoy siga cultivando eso que ustedes parecen haber perdido hace mucho tiempo, la belleza y la naturalidad. Pregunten a los músicos que nos visitarán en el festival de la guitarra, pregunten a los poetas del cosmos que nos visitan, pregunten y luego dígannos que opinó el mundo de la cultura de esta acción paradigmática de la incultura.
Libros que pisan rosas para robarnos nuestros Jardines.


EL IMPLACABLE ROBO DE LOS JARDINES DE CÓRDOBA
La historia no es nueva y el cordobés lo sabe. Los Jardines de Agricultura nacen sobre los terrenos de solaz aledaños al lienzo oeste de la primera muralla romana que abrigó la ciudad desde su fundación hasta mediados del siglo XVIII. Poco a poco va surgiendo por ese antiguo solaz que hoy es la rosaleda, un espacio público ajardinado para dar desahogo a una ciudad que empezaba a derribar murallas y a crecer. Lentamente, como no puede ser de otra manera en los Jardines van configurándose en un gran pasillo verde que une el mítico Guadalquivir con nuestra imponente Sierra Morena en un punto geográfico en el que casi se dan la mano. Su momento de máximo esplendor coincide con un hecho que marcaría un hito que invirtió la tendencia. El investido de poder de turno cedió por 50 años al empresario Meliá una generosa parcela dentro de ese jardín público para construir un rentabilísimo hotel de lujo. Son tiempos de desarrollismo. Este solar es famoso hoy por haber sido tema de polémica arquitectónica tan popular, que hizo pasar de puntillas el hecho cierto de que después de cincuenta años de cesión, este no ha revertido de nuevo a la ciudad.
A esa ocupación le siguieron por el “bien común” otras ocupaciones de terreno para instalaciones diversas, colegio y parque vial que junto al hotel conforman hoy una de las mayores manzanas de Córdoba y barrera arquitectónica tan insalvable como un bloque compacto de pisos. Todo esto usurpando jardines públicos.

Las primeras décadas de la democracia dan un respiro a nuestros viejos jardines. Este eje verde se fija en la retina y en la pequeña historia de cada uno de nosotros. La década de los 90 y su permanente estado de pelotazo, vuelve a poner en peligro la vida de este patrimonio de todos. Los negociadores de suelo vuelven a clavar sus ojos en ese privilegiado y céntrico terreno de una forma inquietantemente ansiosa. En muy pocos años se instala un horripilante baratillo que impide la visión de las zonas verdes a los muchos transeúntes que lo cruzan. Recientemente la Constructora PRASA que construye su hotel dentro también de terrenos públicos de este jardín, no contentos con el “favorcillo” recibido, solicitó también la cesión de los terrenos aledaños ya hoy ocupados por el “bien público”. Recientemente, la remodelación de la exquisita Caseta del Círculo, ha supuesto una agresión de miles de metros de la zona más céntrica de estos jardines. Un enorme y horripilante edificio de servicios adosado y de magnitud considerable, ha convertido la vista oeste de estos jardines en un polígono industrial. Delante una gran zona árida previsiblemente para vehículos ha arrasado un buen número de los personales parterres que configuraban estas zonas de jardín.
La última la rosaleda, aplastada ahora en estos tontos tiempos por los libros. Así poco a poco pero tenazmente, unos y otros nos van sustrayendo nuestros espacios verdes, NUESTROS jardines. Ahora entiendo porqué no se integró la rosaleda en la reciente reforma de los llanos de la estación, y porqué siempre han hecho tan incomodo su acceso. Ellos trabajan despacio, pero no paran, y en su punto de mira están desde hace tiempo los valiosos suelos de los Jardines de la Victoria. Ante una ciudad dormida ellos se están apoderando del patrimonio de todos.

Quede esta acción de nuestras instituciones como símbolo de su sensibilidad y como una muestra clara de sus vulgares intenciones. Quizás sean los jardines públicos un medidor exacto de la calidad de los políticos que transitan un lugar. Porque sucede que cuando los políticos han sido buenos para el pueblo, los jardines siempre han crecido, pero cuando el pueblo a caido en manos de malos o ambiciosos políticos, estos siempre han menguado.

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La vieja torre de San Agustín

Desde las ventanas de mi casa, veo la vieja torre de San Agustín. Sobre un fondo de sol y azul o, azotada por las tormentas de poniente, otras veces castigada por el ardiente sol de Córdoba y otras como descanso de cigueñas o garzas. Pero ahora le ha tocado el turno al hombre, y los veo subir, bajar, mirar y trabajar.

La iglesia de San Agustín es una joya del barroco andaluz y cordobés, que va ha ser sometida a una restauración integral que se supone bastante lenta. El trabajo más complicado es sin duda la restauración de todos sus lienzos interiores, que están profusamente pintados y decorados bajo la estética del barroco más puro.

Empezamos


Pues eso... que empezamos y no sabemos a donde vamos.