Bulevar del Gran Capitán 1900


Me encontré en mi fototeca con esta decimonónica postal de Córdoba. Para los más nuevos, os diré que está tomada desde la puerta del desaparecido Banco de España y mirando al norte. En primer término aun se identifica el actual edificio de Sindicatos y ceoe, curiosamente hoy ampliado siguiendo la estética del anterior. Sigue un edificio de una planta y dos portones con el letrero de "Hermanos Puzini", es el desaparecido y bellísimo teatro Duque de Rivas, este se ubicaba al fondo de un jardín que contenía también un cine de verano. Le sigue un edificio de color rojo que era el Gobierno Civil de entonces y, que hacía esquina con la actual Ronda de Tejares. Le siguen una manzana de casas, de las que aun milagrosamente se conservan un par de ejemplo de estilo modernista. Al fondo, puede verse el palacete modernista de Castiñeyra, que es el final de lo urbanizado. Puede intuirse a continuación una gran zona ajardinada.

Algunas reflexiones han provocado en mí esta fotografía. La primera es que, viendo la armonía de todas las edificaciones, pienso que hoy toda la acera estaría protegida. Otra es constatar la caída de la calidad de vida producida en las ciudades por la concentración y el crecimiento desmesurado de los automóviles.

Esta céntrica avenida de Córdoba fue ferozmente especulada en los años desarrollistas de la década de los 60. Esto determinó que los supervivientes de este jugoso negocio, quedaran en la situación en la que se encuentra el susodicho palacete. Acosado por inmensas y feas medianerías que roban parte de su belleza a esta joya monumental del modernismo cordobés. Es normal y razonable, que el Colegio de Arquitectos, se plantee revisar el edificio, lo que desde luego no es nada fácil. No cabe duda de que cualquier intervención sobre el solar es muy delicada y dificil, sobre todo si se pretende que sea arquitectónica. Lo que parece una insensatez es forrar de vidrio este interesante edificio.

Quizás las soluciones sean más sencillas y económicas si se eligiera una solución más plástica que arquitectónica, aunque podrían convivir ambas. Pero sucede que los artistas están desde hace años fuera del tejido productivo de la sociedad, han perdido sus parcelas de influencias, que han sido usurpadas por técnicos lo que está produciendo estas extrañas acciones que van deshumanizando nuestras ciudades poco a poco.

No se puede construir una ciudad humana solo con promotores, políticos y arquitectos. Por eso las ciudades son cada vez más frías y feas, ya no hay artistas, diseñadores, decoradores, jardineros, sociólogos... en estos centros de decisión que construyen las nuevas e inundables ciudades.

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