Carnaval de Córdoba: un caso de estudio.



E
s ahora, ya pasado el miércoles de Ceniza y acabadas las carnestolendas, cuando empieza el triste carnaval de la ciudad. Es ahora, cuando el ambiente está de resaca mediática por el Carnaval de Cádiz y Tenerife, cuando llega por fin el extraño y triste carnaval cordobés.

La verdad es que el tema siempre me hace reflexionar. ¿Qué sucede en esta ciudad con la fiesta de Carnaval?. Porqué una ciudad que ha hecho suya hasta la fiesta de "jaloguiin" del otro lado del charco, sin embargo no consigue que la alegría llene estas fiestas locales de don carnal.

No es que las instituciones no lo intente, que va. Todas las lucecitas puestas, las barras y los escenarios para la peñas listas y con hielo, hasta el Yuyu de pregonero que sin embargo no consigue que el carnaval de Córdoba deje de ser eso; yuyu.

Qué simiente genética lleva el habitante de Córdoba, que le hace rechazar esta fiesta de la carne. Se les adiestra desde la escuela, hoy no hay colegio que no nos meta a los padres, en el aprieto de hacerle un disfraz al niño y la niña, pero ni aun así. En cuanto la criatura empieza a hormonar, se olvidan del tema. No he visto ningún botellón disfrazado.

El paseo por la ciudad en Carnavales es realmente patético. Un puñado de ciudadanos arreglados de domingo, buscando al que se ha disfrazado. ¡Y es que el cordobés es un señor! No pierde la compostura ni en Carnavales. ¡Faltaría más! Bajarse él de la atalaya de la discreción, y que la gente pueda saber más de mí, de lo que yo quiera contar.

¿Porqué el Carnaval de Córdoba nace muerto?.
Año tras año de doy vueltas al mismo tema y veo que el asunto es muy poliédrico. Tanto que merecería un congreso. Un ágora donde los expertos mundiales estudiaran el problema a fondo con el compromiso de encontrar las soluciones. A fin de cuentas, podremos hablar mucho de las ciudades y del hormigón, pero lo que de verdad es la esencia de una ciudad es la parte viva, es decir; Nosotros y nuestro tiempo.

Muchos son los factores que podrían incidir en esta extraña conducta. Dicen las malas lenguas, que está ciudad está controlada por la Iglesia, y este poder tendrá seguro que ver en la conducta social del cordobés. Dicen que es una ciudad de economía sumergida, de compostura, de secretos. Que tu mano derecha no sepa que hace la izquierda. Otra dirección para el estudio del problema. También se habla de senequismo, claro que con los dos factores anteriores, quien es el guapo que no es senequista. ¿Se imaginan al adusto Séneca disfrazado de bailarina montándole el numerito a Nerón? ¿Verdad que no?. Podría ser también la crisis y el paro que azota a la ciudad, pero esto no ha sido históricamente un problema para celebrar esta atea fiesta de origen católico.

En definitiva, que pienso que los cordobeses y ...esas, deberíamos estudiarnos en congresos y bien a fondo. Tendríamos que saber que nos gusta y que no, de dónde venimos y a dónde queremos ir. Asumir que somos diferentes del resto (no se porqué pero lo somos) lo cual, y teniendo en cuenta como está el susodicho resto, igual no es ni siquiera un defecto. Pero mirémonos al espejo de una maldita vez, seamos originales, y si no nos gusta el Carnaval pues adiós muy buenas y gastemos el dinero en cosas que nos gusten más. ¡No pasa nada! a lo mejor incluso nos podemos convertir de una maldita vez en referente de algo, seremos con orgullo el primer pueblo del mundo que manda a hacer puñetas el circo social y manipulador. Dejemos que los amantes de carnaval vayan al Teatro Falla y participen si les place en el divertido Carnaval de Cádiz, pero cargémonos de una maldita vez este espectáculo triste que es el carnaval de la ciudad, y que convierte a la ciudad por unos días en un tétrico y descorazonador espectáculo de sombras, que nos hunde más y más en nuestro complejo de inferioridad.

Ahorremos el esfuerzo, seamos prácticos y sensatos y no nos empeñemos tozudamente en una fiesta que maldita la gracia que nos hace, por lo visto, a la gran mayoría de la parroquía.

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